viernes, 30 de abril de 2010

Frente a la ofensiva golpista, templanza y justicia


*Por Ricardo Lafferriere

En forma abierta y desembozada, con la tolerancia –y complicidad- del gobierno, se está desatando una ofensiva golpista contra el orden institucional argentino persiguiendo la destitución del Vicepresidente de la Nación.

Desde la recuperación democrática el país vivió varios momentos duros. Sin embargo, nunca había atravesado hasta hoy una situación que transita por el borde de la ruptura institucional, mediante la presión por parte de uno de los poderes del Estado contra uno de los funcionarios constitucionales electos de mayor jerarquía.
Quienes impulsan esta ofensiva se colocan al margen del orden institucional y violan expresas normas legales. No lo pueden hacer siquiera en nombre de la mayoría, ya que tanto el pronunciamiento electoral último como las muestras de opinión imparciales muestran que las tres cuartas partes de los argentinos desaprueban la gestión del equipo gobernante, que motoriza la convocatoria golpista.

Sin embargo, ese 75 % de argentinos jamás impulsaría la destitución de la presidenta, a pesar de su evidente incapacidad de gobierno. Y gran parte del otro 25 % que respalda al gobierno, seguramente tampoco avalan un dislate que nos coloca al borde del caos.

La democracia está hoy siendo puesta a prueba Las minorías violentas que desatan esta ofensiva marchan a contramano de la vocación democrática de los argentinos, de su decisión de convivir en paz, de su reclamo de vigencia de la ley, de su aspiración de justicia independiente e imparcial que alcance a todos.

El Vicepresidente de la Nación no sólo tiene legitimidad de origen, al haber sido electo por la misma cantidad de argentinos que la presidenta, sino que tiene hoy un respaldo de los ciudadanos abrumadoramente superior al de la propia jefa de gobierno. Quienes piden su remoción carecen de autoridad legal, justificaciones éticas o condiciones políticas de solicitarlo.

El orden constitucional ofrece una vía para cualquier ciudadano que considere que se cumplen las condiciones para su remoción: el pedido de juicio político. Ni los actos amañados, ni los gritos desaforados, ni las presiones mafiosas al funcionario y sus familiares, ni los libelos fraguados deben afectar la templanza y la entereza política de un hombre que los argentinos han elegido para cumplir una función constitucional, en cuyo correcto ejercicio se ven reflejados. Y todos esos expedientes sólo muestran una constante: el deterioro de la democracia y de la calidad institucional del país.

La permanencia de Julio Cobos en el cargo que inviste es una decisión que ni siquiera le compete a él, sino al pueblo al que se debe y a la Constitución que juró cumplir.

El gobierno nacional debe cesar de inmediato su incitación golpista y la justicia debe proceder aplicando la ley de defensa de la democracia a quien convoque a la violación de sus normas o exalte la presión a los funcionarios para forzarlos a tomar decisiones sin libertad de conciencia.

Fuente: www.ricardolafferriere.com.ar

martes, 6 de abril de 2010

Aniversario del fallecimiento del Dr Raul Alfonsin


El pasado 31 de Marzo se cumplió el primer aniversario de la desaparición física de una gran persona, un gran mandatario, un estadista, el Padre de la Democracia.

Y definir de esta manera a Raúl Alfonsín no es caer en clichés, ni mucho menos el repetir palabras vacías de contenido que se utilizan post mortem para limpiar la imagen de aquellos que en vida no estuvieron a su altura. Es simplemente encontrar alguna manera de plasmar en algunos simples adjetivos y sustantivos un enorme respeto y admiración por alguien que merece el agradecimiento de un pueblo entero.

Poseedor de fuertes convicciones, las cuales no dudó en defender en ningún lugar ni momento, ya sea desde un púlpito, atril o desde el llano, como un ciudadano más.

No creyó en la descalificación del adversario ocasional para el beneficio efímero de una discusión, sino que brego incansablemente por la búsqueda del diálogo y el consenso, aún ante las críticas más acérrimas de los que no supieron entender su visión, porque es esta visión, la que separa a la figura del estadista de la del político común, el saber tomar esas difíciles decisiones que buscan el beneficio de la sociedad en su conjunto y no el de sectores aislados, pero que lamentablemente en la mayoría de las ocasiones solo se pueden apreciar, desde la serenidad de los años transcurridos.

Hoy nos queda como legado generacional completar la senda trazada, alejándonos del Alfonsín de mármol que algunos pretenden construir y acercarnos a la persona de carne y hueso que soñó con una Nación emancipada de las cadenas que la oprimen.

Queremos hoy, traer a recuerdo esos valores y convicciones encarnados en la figura del Dr. Raúl Alfonsín, para que nos guíen en los años venideros, por la senda del consenso y del diálogo y es por esto, que desde la Juventud Radical de Viale, ofrecemos un sincero y sentido homenaje al Padre de la Democracia.

Juventud Radical Viale